jueves, 21 de febrero de 2013

Blues de Trafalgar

"Tal vez los recuerdos más fieles, los menos engañosos, son precisamente aquellos que no quieres recordar, esos teñidos de intensa vergüenza, de miedo, que has ocultado sepultándolo bajo una espesa capa de olvido, en una mezcla de indiferencia y absolución. Sin embargo, siguen ahí, intocables e intocados, más vívidos que ningún otro, y cuando alguna evidencia o algún conjuro o sólo un roce los sacan de su sepulcro en la memoria, no llegan descarnados, fantasmales, como algo lejano, sino reales, intensos, como si acabaran de suceder. Un súbito relámpago que te fulmina, un aguijón que se te clava hasta que puedes reaccionar  y arrojas de nuevo esa hiriente luz a las sombras de las que sabes que volverá a salir tarde o temprano. Qué distinto es el recuerdo de la felicidad, mucho más vago"

José Luis Rodríguez del Corral
EL ÚLTIMO CRIMEN DE POMPEYA.
 
Emilio Calderón es un escritor, editor e historiador malagueño y una lectura a los 14 años le hizo descubrir su pasión por la historia y escribir novelas históricas. Un día fue a ver los calcos pompeyanos y, antes de terminar su visita, quiso hacer una novela sobre el tema. Estos calcos son para él “lo efímera y frágil que es la vida”.


El último crimen de Pompeya trata de un estudiante de arqueología que se va a estudiar un caso relacionado con el Vesubio y que, al tener al volcán como una presencia constante, se da cuenta de lo parecidos que son los seres humanos a los  volcanes. Chema, el protagonista,  mientras está investigando lo que ocurrió hace años, cuando la ciudad quedó sepultada por el Vesubio, descubre que hay dos cuerpos que tienen una posición extraña y quiere averiguar por qué los cadáveres están en esa posición. Popea es la chica que le va a ayudar con la investigación y mientras tanto nace un romance entre los dos jóvenes y se van dando cuenta de que resolver ese misterio no es tan fácil como parece sino que trae una larga historia consigo. Pero ese no es el único problema que tiene Chema...
Realizado por:  Maria José Vega  Sánchez   4ºB

viernes, 8 de febrero de 2013

II ENCUENTRO DE MÚSICA Y POESÍA CON AMOR


 MÚSICA Y POESÍA CON AMOR

EN LA BIBLIOTECA

A LAS 11.30

14 DE FEBRERO DE 2013

viernes, 1 de febrero de 2013

Leer a Philip Roth


 
Dice la Wikipedia, y bien dicho está, que Roth nació en 1933 y que es un escritor estadounidense de origen judío, famoso sobre todo por sus novelas. Exhibe Roth un materialismo perspicaz, una maestría inimitable para mostrar con palabras justas los recovecos del hecho humano. Sin rodeos. Sin tapujos.

No nos cansamos de leer a Roth.

El lago helado en un circo de montañas, del que Zuckerman se alejaba con visible inquietud y temor ante una visión tan pura y apacible como aquella: un hombre solitario sentado en un cubo, pescando a través de 45 centímetros de hielo en un lago que constantemente renovaba su agua en lo alto de una arcádica montaña de América. (...) Debo decirte que yo no creo en la muerte y no experimento el tiempo como algo limitado. Sé que puedo vivir tres horas o 30 años, pero esto ya no es una presión sobre mí. Creo que por fin terminaron las interrupciones porque el tiempo está de mi lado.
 (La mancha humana)
 

Estar a solas también me permitía experimentar a fondo mis sentimientos, sin tener que parapetarme tras una apariencia de virilidad, de madurez o de filosofía, Así, cuando me apetecía llorar, lloraba, y nunca me vinieron más ganas de hacerlo que en el momento de extraer del sobre las imágenes del cerebro de mi padre; y no porque supiera identificar fácilmente el tumor que lo invadía, sino sencillamente porque era su cerebro, el cerebro de mi padre, el que lo llevaba a pensar del modo franco y abierto en que pensaba, a hablar con la energía que hablaba, a tomar las decisiones del modo impulsivo en que las tomaba. Ése era el tejido en el que se habían fabricado sus interminables cuitas y que llevaba más de ocho decenios poniendo base a su testaruda autodisciplina, el origen de todo lo que me mantuvo frustrado, como hijo suyo, durante la adolescencia, la cosa que rigió nuestros destinos mientras él poseyó todo el poder y pudo determinar nuestras intenciones.
(Patrimonio. Una historia verdadera)



 El temor gobierna estas memorias, un temor perpetuo. Por supuesto, no hay infancia sin terrores, pero me pregunto si no habría sido yo un niño menos asustado de no haber tenido a Lindbergh por presidente o de no haber sido vástago de judíos.
(La Conjura contra América)


Un hombre joven dará con ella y se la llevará. Le veo. Le conozco. Sé lo que es capaz de hacer porque ese hombre soy yo a los veinticinco años, todavía sin la esposa y el hijo; ese hombre soy yo sin curtir, antes de que hiciera lo que todos los demás hacían. 
(El animal moribundo)



 

 The Philip Roth Society

Roth en el cine

 Un blog que lleva el título de una de sus primeras y más furibundas novelas


 Fetiche: una hoja de Patrimonio

 [Phillip+Roth+Manuscrito.jpg]