sábado, 20 de julio de 2013

Mujeres que corren con lobos


Es interesante señalar que entre los lobos, por muy enferma que esté, por muy acorralada que se encuentre y por muy sola, asustada o debilitada que se sienta, una loba sigue adelante. Se acercará a los demás en busca de la protección de la manada. Intentará por todos los medios resistir, derrotar con su ingenio, dejar atrás y sobrevivir a cualquier cosa que la esté acosando. Pondrá todo su empeño en ir respirando poco a poco. En caso necesario, se arrastrará como el patito de un sitio a otro hasta que encuentre un buen lugar, un lugar curativo, un lugar donde recuperarse.

        La marca distintiva de la naturaleza salvaje es su afán de seguir adelante. Su perseverancia. No se trata de algo que hacemos sino de algo que somos de una manera natural e innata. Cuando no podernos prosperar, seguimos adelante hasta que podernos volver a prosperar. Aunque estemos apartadas de nuestra vida creativa, aunque nos hayan expulsado de una cultura o de una religión, aunque estemos sufriendo un exilio familiar, un destierro por parte de un grupo, un castigo a nuestros movimientos, pensamientos y sentimientos, la vida salvaje interior seguirá y nosotras seguiremos avanzando. La naturaleza salvaje no es propia de ningún grupo étnico en particular. Es la naturaleza esencial de las mujeres de Benín, Camerún y Nueva Guinea. Está presente en las mujeres de Letonia, los Países Bajos y Sierra Leona. Es el centro de las mujeres guatemaltecas, haitianas y polinesias. En cualquier país. En cualquier raza. En cualquier religión, En cualquier tribu, En cualquier ciudad, aldea o solitario puesto fronterizo.

         Todas las mujeres tienen en común a la Mujer Salvaje y el alma salvaje. Todas siguen lo salvaje y lo buscan a tientas.
                                                                          Clarissa Pinkola


lunes, 1 de julio de 2013

Anna Karénina



Anna Karénina. Un  libro  cuyo título es el nombre de una mujer. Se podría creer que es lo habitual, pero es el sencillo nombre de una mujer para  una  gran  novela. Habría  que pronunciarlo  como a  Lolita,  otra historia  de las grandes, pero no suena ni tan erótico ni tan obscuro.


   Anna,  An-na,   ni siquiera vemos la punta de la lengua cerca de los labios.  An-na es un suspiro que se queda contenido  en el paladar.
    En su nombre y apellido está el resumen  de  una vida entera:  Todas las  familias  se  parecen, las desdichadas los son cada una a su modo. A partir de esta frase tan sencilla,  Anna vuelve a respirar  a nuestro lado. En ese aleteo vital  los acontecimientos y hechos del día a día de la sociedad rusa entran en Ana y  salen  convertidos  en actitudes, en incertidumbres, deseos ocultos de largo alcance, en  la conciencia y sus palpitaciones.

Volvió a llenarse de aire los pulmones y, ya había sacado la mano del manguito para asir la barandilla y subir al vagón, cuando un hombre con un capote militar se detuvo a pocos pasos de ella, tapándole la vacilante luz del farol. Anna se volvió y al punto reconoció a Vronski. El joven se llevó la mano a la visera de la gorra, se inclinó y le preguntó si podía servirle en algo. Anna estuvo largo rato mirándole, sin responder. A pesar de que lo envolvía la sombra, distinguió, o eso fue lo que le pareció, la expresión de su cara y de sus ojos. Era ese mismo entusiasmo y esa misma sumisión que tanto le habían impresionado la víspera.

Pero como ya he comentado, otros personajes entran y salen acompañándola en este viaje  de la vida que comienza en un tren tan real como las nubes de este paisaje y tan vaporoso como el reflejo de las mismas en el agua. Es el caso de Levin, de vuelta a su casa de campo, habiendo sido rechazado por Kitty :

Era como si esos vestigios de su vida pasada le cercaran y le dijeran:
No, no te escaparás de nosotros, no te convertirás en otra persona. Seguirás siendo el de siempre, con tus dudas, tu eterno descontento de ti mismo, tus vanas tentativas de enmienda, tus caídas y esa ansia perpetua de alcanzar una felicidad de la que jamás has gozado y que te está vedada”

O conversaciones aparentemente inofensivas que van mucho más allá:

- Pero el tiempo es oro, no lo olvide –dijo el coronel.
-¿Qué tiempo? Hay meses enteros que no valen ni cincuenta kopeks. En cambio, a veces una simple media hora no se puede pagar con nada. ¿No es verdad, Kitty?