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EL ÁNGEL ESMERALDA |
—¿Qué significa escribir para usted?
—Cuando era joven escribía para dar expresión a lo que me rodeaba. A estas alturas, escribir no es sólo lo que hago, sino lo que soy. Para mí, escribir es vivir. Hay un componente poético. Como escritor, busco crear un lenguaje que sea bello y preciso. Me interesa el aspecto material del mundo: describir el tiempo atmosférico, los rostros de la gente, la habitación que ocupa un personaje. Ahí radica el núcleo de mi ficción. Muchos novelistas de hoy, novelistas importantes, tienen una visión ensayística de la escritura. Yo necesito ver gente, percibir colores, escuchar sonidos. En este sentido sigo siendo un escritor tradicional.
La muerte es el gran tema de mis novelas
—En su prosa siempre hay un elemento de frialdad y distancia. ¿Cómo se relaciona con sus personajes?
—Hago lo que puedo por intentar entenderlos, y creo que hay un
momento de la fase de su desarrollo en que empiezan a hablarme, de modo
que por fin consigo entenderlos y me resulta más fácil verlos, sentir
cómo son, qué es lo que piensan, qué es lo que dicen. Los escucho, oigo
lo que dicen, eso es tan importante como intentar modelarlos. Son ellos
quienes me explican cómo son. Llega un momento en que el personaje
empieza a hablar y yo apenas soy consciente de que le hago decir cosas.
Cómo escribir con la mirada
"¿No dicen que el periodismo es el primer borrador de la historia? Mi opinión es que la novela puede ser el borrador último, la versión definitiva. Lo cual no significa que sea más verdadera o más permanente que el trabajo de los historiadores. Lo que significa es que la ficción puede internarse en lo desconocido, puede seguir el impacto de los hechos históricos en la vida íntima de las personas y crear un lenguaje para expresar esa vida, que con mucha frecuencia es un lenguaje de pérdida y de dolor. Un escritor de ficción se adentra en los sentimientos de un personaje, en lo que piensa, incluso en lo que sueña. [...] La humanidad ha tenido siempre el impulso de contar historias. Tiene que ver con nuestra necesidad de trascender esta vida, de buscar más allá de lo que tenemos delante de los ojos. Estoy seguro de que las historias más antiguas que se contaban tenían que ver de un modo u otro con los mitos".
El nombre exacto de las cosas
"¿No dicen que el periodismo es el primer borrador de la historia? Mi opinión es que la novela puede ser el borrador último, la versión definitiva. Lo cual no significa que sea más verdadera o más permanente que el trabajo de los historiadores. Lo que significa es que la ficción puede internarse en lo desconocido, puede seguir el impacto de los hechos históricos en la vida íntima de las personas y crear un lenguaje para expresar esa vida, que con mucha frecuencia es un lenguaje de pérdida y de dolor. Un escritor de ficción se adentra en los sentimientos de un personaje, en lo que piensa, incluso en lo que sueña. [...] La humanidad ha tenido siempre el impulso de contar historias. Tiene que ver con nuestra necesidad de trascender esta vida, de buscar más allá de lo que tenemos delante de los ojos. Estoy seguro de que las historias más antiguas que se contaban tenían que ver de un modo u otro con los mitos".