martes, 8 de junio de 2010

IMPOSTURAS



Uno de los mejores libros de John Banville es "Imposturas", libro denso y con contenido. Dice la contraportada que "en esta novela hipnótica, plena de inteligencia, ingenio y comprensión, Banville ha ejercido una vez más su fascinante alquimia, y ha convertido el mundo prosaico que todos conocemos en una deslumbrante revelación". Es un libro interesante para leer, y que Benito propuso para el Grupo de lectura. ¡Ánimo!

3 comentarios:

PabloJ dijo...

Tengo que reconocer que la mayor parte de las novelas actuales que me gustan no las escojo yo, me las recomiendan, y esto dice mucho de mis carencias en el terreno de la narrativa contemporánea. Este año, 84 Charing Cross Road, El mar o Imposturas - éstas dos últimas de John Banville - se las debo a mi guía particular, Benito Arias. (Gracias, desde aquí, Virgilio).

Con la obra Imposturas, del irlandés John Banville, he disfrutado mucho. De los 3 capítulos de que consta, en el primero hay páginas prescindibles, repetitivas y aburridas, -aunque el tono general es bueno-, pero los otros dos capítulos se disfrutan y dan qué pensar enormemente. Novela con infinitos guiños filosóficos ( centrada en el significado de la identidad del ser humano, Nietzsche…), literarios ( la comedia del arte y las máscaras y el personaje del Arlequín, el romanticismo de los poetas Shelley, lord Byron, Kleist ) o pictóricos (Cranach, El Bosco, Van Eyck en los Países Bajos, y Tintoretto, Mantegna, Bellini en Italia ).

El argumento es el argumento de una mentira y a la vez la mentira de un argumento ( y esto no es un mero juego de palabras ). Una mañana, Axel Vander -viejo erudito de renombre internacional y quien dice que él no es quien dice ser- recibe la carta que él ha esperado y temido toda su vida. Curiosidad y miedo le animan a encontrar en Turín a quien ha descubierto la obra de arte de la impostura que ha sido hasta ahora su vida, la suplantación de personalidad que ha llevado a cabo. Pero frente a la persona vengativa y rencorosa que él espera encontrar, se encuentra con la joven, Class Cleave, fascinada por su trayectoria, y vuelve a recordar algo que él creía olvidado de su pasado en el Amberes de los años 30-40, con personajes pronazis y judíos perseguidos.

Entre ambos empieza una relación atormentada y amorosa en el que la violencia del carácter del protagonista se mezcla con el espíritu enfermizo ( síndrome de Mandelbaum ) de la joven. Estos dos supervivientes, enfermos, en la penumbra de una habitación de hotel y en la ciudad de Turín, que más parece un cementerio, viven una extraña relación que termina con una impensable revelación y el suicidio ( destrucción del yo ) de la protagonista femenina, para acabar reconociendo que la vejez es sólo locura y nuestras vidas son tan creíbles o no como el sudario de la Sábana Santa de Turín ( el título en inglés de la novela de Banville es Shroud, es decir, sudario ).

Máscaras, personajes, teatro, identidades falsas, yo, egos, mentiras, imposturas. Este es el cóctel que usa Banville para desarrollar este tema. En el primer capítulo, el protagonista Axel Vander ( ¿o no es éste su nombre? ), está escribiendo un ensayo del que sólo sabe el título: “El alias como hecho saliente: el caso nominativo en la búsqueda de la identidad” y nos dice que toda su vida ha mentido, que la mendacidad es su primera naturaleza. ( p. 17 ). Nos va recordando su vida con su difunta esposa Magda, y cómo “el paso del tiempo y la edad no me han traído sabiduría, como se supone, sino confusión y una incomprensión cada vez más generalizada, donde cada año se deposita otra capa de nescencia” ( p. 25 ).

( continúa en el siguiente comentario...)

PabloJ dijo...

Más adelante nos señala la sencilla “lección de que el yo no existe: no hay ego” ( 27 ), aunque no nos podamos librar de la convicción de que existe una “perdurable identidad” entre el mundo y las cosas.

Class Clever, al ir al encuentro con Axel, todavía en el tren a Turín nos dice: “ Arlequín el jefe, su máscara y su bastón. Maistre acerca del verdugo.: “¿Quién es este inexplicable ser…? Arráncale la máscara de la cara y encontrarás… otra máscara. Padre padre padre.” ( p. 65 ), lo que está en la base de la relación de Cass con su padre ( protagonista de otra novela de Banville ). La descripción de Arlequín ( p. 261 ) es fundamental en la comprensión del texto.

El 2º capítulo habla sobre la familia de los Vander. Axel era hermoso, inteligente y con un ”barniz patricio” y el narrador, su amigo, era judío y más pobre. Axel escribía en revistas para un público vulgar cosas como “la estetización de la vida nacional” o la sugerencia de que los lectores podrían “escapar de la problemática del yo mediante la sublimación en la ética totalitaria” ( p. 152 ). El verdadero Axel, pro nazi; el impostor Axel, judío, aunque comulgara con algunas ideas nietzscheanas.

¿Cuándo empezó a convertirse en Axel Vander, a pensar en él como Axel? (p.197), cuando se convirtió en un virtuoso de la mentira, con sus máscaras ( “hombre y máscara son uno”, dice en p. 199), el efecto Doppelgänger ( doble, en alemán ). En definitiva, la parábola de la usurpación de la identidad en unos personajes, que al igual que tú o yo, están hechos “de una legión de yoes” ( p. 168).

En el capítulo 3, destacan algunas escenas como la enfermedad del síndrome de Mandelbaum: “Algunas cosas reales, parecen ocurrir no en el mundo, sino en ese espacio vacío, que existe entre la realidad y la mente que las capta; el ojo registra el hecho, pero el entendimiento va rezagado” ( p. 243 ).

Luego tiene lugar “la última cena” bíblica en casa de un amigo, Bartoli ( p. 235-6). Escena genial que da paso a la huída de Cass y al momento del suicidio, con el hijo de Axel en las entrañas, en el balcón de la iglesia: “Inhaló profundamente, y por un instante volvió a ser una niña, su padre estaba detrás y le decía Salta. Lentamente, como si perdiera el sentido, levantó los ojos de manera extática, como los ojos de la estatua de la Virgen, se inclinó hacia la nada, mientras el sacerdote, a su espalda, en vano extendía los brazos para detenerla. Tiempo. Noche. Agua” ( p. 266 ).

Por último, el episodio de la recarga de la pluma estilográfica, con sus fotos y los recortes del anuncio de la muerte del verdadero Axel, revelaban que Cass lo sabía todo, sabía de su impostura, de su máscara, de su usurpación. La pluma hace de pistola cargada para asesinar su personalidad impostora, pues al ver que su gran secreto lo sabían tanto Cass como Magda, su esposa, debe derribar el castillo de naipes de su vida y se ve en la obligación de reconsiderar sus relaciones con los demás, de actuar sin mentiras al fin de su vida, y de ahí la confesión al doctor Zoroastro/Zaratustra, con que termina el libro.

En definitiva, el libro propone un proceso de némesis ( término que aparece varias veces ), en la que a un suceso desafortunado le seguirán otros que compensarán las pérdidas del primero, en una especie de karma purificador: después de las mentiras viene la asunción de la verdad personal. Bueno, hasta aquí mi visión del libro o más bien mi impostura personal.

benariasg dijo...

Estupenda crítica, Pablo, repleta de sabias interpretaciones y de símbolos perfectamente desvelados. A quien le haya gustado El mar le gustará Imposturas, como dejas ver con toda claridad.
Según el autor es su mejor novela, seguramente por ser la que le diera más trabajo por la densidad y el volumen. Al parecer está inspirada por un suceso similar en la vida de Paul de Man, el crítico derridaniano, y hay algo también del escandaloso Louis Althusser; pero esos sucesos reales sólo sirven de marco para la fábula de una némesis o expiación que va más allá de la anécdota. Ya veremos qué nos cuenta de este tema Philip Roth en su próxima novela (con ese título: Némesis), mientras tanto podemos recordar que el enigmático primer fragmento literal conservado en la historia de la filosofía, obra de Anaximandro, trata también de la justicia y la necesidad de la compensación en el universo.
Como bien anuncias, y para quien quiera completar, se podría seguir con Eclipse, otra novela en la que Banville cuenta la historia del padre de Cass, un actor de teatro que pierde su inspiración y se retira a la casa de su infancia para lidiar con sus demonios y sus fantamas, que son por cierto literales: fantasmas en carne y hueso. Digamos que Eclipse acaba en el mismo punto temporal y con el mismo suceso que Imposturas, la muerte de Cass, pero narrada desde otro país, otros personajes y otro punto de vista. Un buen complemento del que, quién sabe, tal vez nos aportes más adelante una jugosa y tan aprovechable reseña como éstas de El Mar e Imposturas.
Ánimo y a por todas. Yo quiero leer este verano alguna de sus novelas inspiradas en científicos, tal vez la de Copérnico, o mejor Kepler. Ya os contaré a la vuelta.