"En el comedor del
hotel hay una familia muy interesante. El padre es un hombre alto, delgado,
vestido de negro, con cuello duro. Tiene la cabeza calva en el centro y dos
tufos de pelo gris a derecha e izquierda. Ojitos redondos y duros, una nariz
afilada y una boca horizontal le dan el aspecto de una lechuza bien educada.
Llega siempre primero a la puerta del comedor, se aparta, deja pasar a su
mujer, menuda como un ratoncito negro, y entonces entra, llevando detrás a un
niño y a una niña vestidos como dos perros sabios. Llegado a la mesa, espera a
que su mujer se coloque, se sienta él y los dos perritos de aguas pueden al fin
posarse en sus sillas. Habla de usted a su mujer y a sus hijos, dedica corteses
maldades a la primera y frases definitivas a los herederos.
-Nicole, está usted
mostrándose soberanamente antipática.
Y la pequeña está a
punto de llorar. Lo que él quería.
Esta mañana, el niño
estaba muy excitado con la historia de las ratas. Quiso hablar de ello en la
mesa.
-No se habla de
ratas en la mesa, Philippe. En adelante le prohíbo a usted pronunciar esa
palabra.
-Su padre tiene
razón -dijo el ratoncito negro.
Los dos perritos
metieron la nariz en su pastel y la lechuza dio las gracias con una inclinación
de cabeza que no decía gran cosa."
A mí es que me encantan las animalizaciones para describir, muy clásicas y efectivas.
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