viernes, 29 de octubre de 2010

El tiempo envejece deprisa, de Antonio Tabucchi


Todos los personajes de este libro parecen empeñados en confrontarse con el tiempo, pero el tiempo huye, se oculta, reaparece para exigir cuentas. Un ex agente de la difunta República Democrática Alemana, que se encargó de espiar a Bertolt Brecht, visita la tumba del escritor para confiarle un secreto. Un oficial italiano que ha sufrido radiaciones de uranio empobrecido en Kosovo enseña a una muchacha el arte de leer el futuro en las nubes. Un hombre que engaña su propia soledad contándose historias a sí mismo se convierte en protagonista de una de ellas. Historias extraordinarias que penetran en nuestra imaginación, por más que ya no pertenezcan a ella, sino a una realidad cuyo código tal vez hayamos extraviado.
«Nueve magníficos relatos ambientados con el gusto cosmopolita del escritor y escritos con un lenguaje cautivador» (Cesare Segre); «Una colección de excelentes relatos» (Michel Audétat, L’Hebdo). La revista Lire lo ha elegido el mejor libro de relatos publicado en Francia en 2009. [Web Anagrama]

32 comentarios:

benariasg dijo...

Por petición generalizada se abre la veda para este libro que es nuestra primera lectura común del curso. Seguro que da mucho que hablar, porque como hemos ido confirmando por los pasillos, tiene muchas luces y sombras. Ahora es el momento de comentarlo por extenso, primero impresiones generales y luego cuento a cuento, si os parece. ¿O eso era en las evaluaciones?

benariasg dijo...

Vaaaale. Empiezo yo mismo.
La impresión general que me ha dejado este libro es agridulce, tiene dos o tres cuentos buenos o incluso muy buenos, tres o cuatro correctitos y tres o cuatro fallidos. Uno no sabe si el vaso está medio lleno o medio vacío.
Como los peores para mi gusto están al comienzo, llegué a pensar que iba a ser un desastre, y por eso algunas insinuaciones jocosas. Pero no, al final se salva, es como si hubiera dos libros distintos, o tres, por un lado los cuentos incomprensibles, por otro los banales y al fin los interesantes.
He leído alguna crítica demoledora (la de El Cultural), pero al parecer lo han elogiado mucho también en otros sitios. Había leídos otros libros de Tabucchi, pero ninguno me ha dejado huella, éste al menos voy a recordarlo (o no).

PabloJ dijo...

Jugar con el tiempo supone asumir riesgos y trampas, aunque también tiene sus recompensas. De los nueve cuentos de “El tiempo envejece deprisa”, coincido con nuestro querido "Conducator" Benito, en que sólo 4 o 5 me han parecido interesantes y con calidad. Tabucchi, que es un escritor comprometido socialmente, nos deja un repertorio de ambientes, recuerdos y situaciones ( ya que no de argumentos, mejor dicho, son argumentos abiertos, a la americana ) que se centran en el tiempo, que son como esa “búsqueda del tiempo perdido” proustiano, de esa busca de la identidad evadida, de la que tratan muchos relatos del libro.

En esta obra de Tabucchi, Cronos es la aguja que teje las historias e impone su dictadura: el tiempo que se mueve de forma circular en la vida de los hombres ( “El círculo”); el tiempo conjugado en pretérito -perfecto e imperfecto-, presente y futuro ( “A contratiempo”) , y conservado en la memoria a través del recuerdo que se quiere eternizar ( “Los muertos a la mesa” o “Entre generales” ); el tiempo que todo lo inunda y nos interroga sobre el significado de los gestos y de los sentimientos humanos… ( “Nubes” o “Yo me enamoré del aire” ). Pero también textos como “Festival”, sobre Alemania Occidental , o “Bucarest no ha cambiado en absoluto” fatigan un poco por sus alusiones a un pasado político complejo, y los personajes en sí pasan a un segundo plano.

Tabucchi usa muchos monólogos interiores, casi siempre, como
forma de poner en orden los recuerdos y narrárselos a uno mismo, pues reordenando el pasado de manera narrable, es cómo los protagonistas toman conciencia de su presente y pueden desentrañar su pasado.Y entre estos monólogos, me quiero centrar en dos de los relatos que más me han gustado, y que suponen el inicio y el broche final del libro: "El círculo" y "A contratiempo". Pero ese es asunto ya para posteriores comentarios. Primero quiero oír vuestros oráculos, queridos coleguis.

Pilar González dijo...

Es el trencadís una técnica decorativa que tuvo su origen en el aprovechamiento de azulejos rotos (sobre todo vidriados) para la construcción de brillantes mosaicos, cuya particularidad es la de adaptarse a superficies "orgánicas" (en absoluto rígidas), y de reflejar la luz de manera diferente conforme avanza el día.

Este libro me recuerda el concepto: relatos pequeños, fragmentos de vida, desgarros traumáticos, resultado colorista y escasa uniformidad.

Coincido en que hay cuentos fantásticos, y otros no tanto, y lo curioso es que mi selección no coincide con la vuestra.

Será porque mi luz, no es la misma que la vuestra.

En cualquier caso, y resumiendo (ya que se trata de un comentario global) no creo que sea el tiempo el que envejece deprisa, sino los ideales o guiones a los que nos aferramos para darle sentido a nuestra existencia y paz a nuestra conciencia.

Por otra parte, ¿habéis notado también ese incondefinible hedor a sociedad en decadencia que desprende la Europa descrita por Tabucchi?.

Sólo por estas reflexiones, me ha merecido la pena leerlo, sinceramente.

Y finalmente, una invocación por Halloween:
Ana, si estás ahí, manifiestate!!

Pilar González dijo...

En mi comentario anterior, acabo de inventar un neologismo sin pretenderlo:

incondefinible: dícese de aquello que es a la vez inconfundible e indefinible

¿No es genial?

PabloJ dijo...

¡Eres genial, Pilar!
Aparte de la faceta de regeneradora y enriquecedora del lenguaje, tu aportación sobre el "trencadís" ( véase el dragón del Parque Güell, de Barcelona )se asemeja bastante - como se dice en la contraportada del libro - a los cuadros de Arcimboldo, aquel pintor manierista que pintaba frutas, verduras, animales, etc. como parte integrante de retratos humanos, "en el que las figuras singulares componen en perspectiva la figura mayor que las alberga".
Pero es que, en definitiva, el escribir es un bello ejercicio de taracea o de incrustración de todo lo que nos conforma ( sentimientos, recuerdos, fobias y filias, fragmentos... ).

Por lo que respecta al título del libro, estoy contigo en que no es el tiempo el que envejece, el tiempo y nosotros caminamos de la mano y nos resistimos a reconocer esa compañía y los estragos del uno en el otro, de forma "incondefinible".

benariasg dijo...

Me sumo a la ouija de Pilar con otras invocaciones:

Juan Arcas: si estás ahí, manifiéstate. (Que hemos leído el libro por tu Sabia Influencia).

Cristina: Ilumínanos con la Luz de tus comentarios.

Tomás: Estamos perdidos sin tus Orientaciones.

Ana: Te invocamos todos.

Eduardo: ¿Ondestás?

Ignacio: Echamos en falta tu Sorna.

En general, Espíritus todos: Os convocamos incondefiniblemente a que expreséis vuestras opiniones sin más demora...

Pilar González dijo...

Esto.... acabo de hablar con la SGAE, que no descansa ni hoy, y me han confirmado que tengo derecho a cobrar canon por el uso de mi creación lingüistica, así que menos choteo, que como me ponga chula, os va a salir la broma por un pico...

benariasg dijo...

Yo te pago con el post de Mendoza, no te enfades ;)

Pilar González dijo...

Benito.... eres el mejor!!!!

Ana dijo...

¡Hola a todos!

Definitivamente, este no es un libro de una sola lectura.

Acabadas las dos primeras historias tuve una rara sensación, algo parecido a cuando bebí por primera vez una tónica, un sabor amargo pero que prometía; con Nubes me dije: bien, esto es otra cosa; pero mis favoritos, sin lugar a dudas son los dos siguientes, Entre generales y Los muertos a la mesa.

Aunque el entusiasmo de Pablo por El círculo, me ha invitado a concluir esta primera lectura del libro volviendo de nuevo a dicha historia, y he de reconocer que no era la misma que recordaba, ha mejorado.

Christine dijo...

Alaaaaaa! Y yo el fin de semana recogiendo bellotas por el campo y haciendo documentales caseros de la 2.
Pero mi espíritu ha estado con vosotros, me llevé los cuentos y ya los he terminado. Mañana volveré a la carga.

Christine dijo...

Si hablo de intuición y opción personal (al margen de los formalismos literarios)los elegidos son: A contratiempo, Nubes, Entre generales y Festival.
En general, me ha costado la inmersión en los cuentos sobre todo porque el primero me resultó abrupto y la imagen de los caballos dirigidos por el semental, inverosímil; demasiado simbólica. A ver si Pablo explica un poco más.
Pero la pregunta sería ¿por qué nos gustan unos más que otros? ¿Es porque estamos en un momento puntual y temporal de nuestras vidas? ¿Nos molestan los finales abiertos? ¿Qué entendemos por bien o mal escritos?
¿Qué hemos valorado más: Entender el contenido del relato..., la carga política de la Europa del Este que huele a naftalina pero ahí está para todos..., el tema del tiempo traidor y perpetuo, efímero y heróico...?
Los cuentos son muy distintos pero en todos ellos hay un fondo de tristeza y no es por el Tiempo perdido sino tal vez porque el Tiempo no ha estado a las altura de las circunstancias -como siempre- personales. Es el caso de Entre generales.Pues nada, a esperar tranquilamente ya que el tiempo envejece deprisa y lo que fue ya no es y no volverá a serlo. Evidente ¿verdad? sin embargo, todos sabemos de los intactos recuerdos con lo que nos presiona la memoria.

benariasg dijo...

Quisiera pediros opinión sobre esta crítica de El Cultural al libro de nuestro querido autor del mes.

Crítica de Rafael Narbona

Y de paso comentar, sobre todo para Pablo, que la forma de incluir links o hipervínculos en estos comentarios está explicada aquí, por ejemplo:

Cómo poner links con blogger en los comentarios

PabloJ dijo...

Creo que el crítico de EL MUNDO se centra en dos de los relatos más flojos del libro, y señala cosas que todos hemos visto: hay momentos "entre el moralismo previsible y fragmentos de lucidez narrativa" ( todos coincidimos en que hay 3 o 4 relatos buenos, y los demás flojetes ).
De acuerdo totalmente con "Entre generales"

PabloJ dijo...

Benito, el enlace para poner links en los comentarios de Blogger no funciona.

benariasg dijo...

A ver ahora:

Enlace

Pilar González dijo...

Bueno, en primer lugar, algo conceptual.

No creo que los conflictos políticos del pasado siglo sean sólo eso, pasado. Me parece correcto que un señor como Tabucchi sienta la necesidad de recordarnos todo el sufrimiento que permanece décadas después de sucedidos determinados hechos.

Mis padres son niños de una guerra que ocurrió hace mucho, mucho tiempo, y eso no les ha hecho olvidar lo que vivieron y las consecuencias que en sus vidas (y me temo que en la mía) tuvo todo aquello. ¿Es que es tan frágil nuestra memoria? pues con más razón me parece imprescindible el ejercicio del recuerdo.

Y ahora algo más concreto, Los muertos a la mesa, Entre Generales y Festival me han entusiasmado (cuña cinematográfica: ¿habéis visto Good bye Lenin?, os la recomiendo). En cuanto a los demás relatos, me han llegado menos, pero por ejemplo, a la mujer de El círculo, la reconozco con nitidez. De hecho creo haber coincidido con ella en los pasillos de la facultad. Incluso podría haber sido yo misma. Y no sigo por no aburrir...

Conclusión: el libro es el retrato de una sociedad injusta, desnaturalizada, autocomplaciente y en irremisible decadencia, y lo peor es que para salir de ésto, como diría Gabinete Caligari ¿quien nos guiará?.

benariasg dijo...

Coincido con Pilar en los cuentos que más me han gustado, "Entre generales" y "Festival". Gracias a esa historia de los generales, por cierto con ecos de Sandor Marái, ¿no?, empecé a ver que el libro podía salvarse.
También coincido en que uno tiene en la cabeza pelis recientes sobre ese clima de la postguerra en los países del Este, por ejemplo para el cuento del ex-stasi imposible no acordarse de una magnífica,

La vida de los otros

Pilar González dijo...

Me temo que no estoy muy al día en cine más allá de los estrenos de Pixar y Dreamworks, pero si tú la recomiendas, no te quepa duda de que la veré.

Gracias por la reseña.

PabloJ dijo...

En la vieja polémica entre el tiempo lineal o el cíclico, siempre me he sentido más cercano del segundo, más mítico, original y rico en matices y sensaciones. Por esto quiero centrarme en dos de los relatos de Tabucchi que están dentro de esta concepción, y que son los que lo abren y cierra. Pero por deformación personal ( gusto por lo barroco ) y profesional se me ha escapado de madre y sería difícil leerlo en este espacio reducido, por lo que lo he subido a AULA31, y allí lo podéis leer, gracias a Benito que nos ha resuelto la forma de hacer enlaces en los comentarios de blogger.

EL CÍRCULO

benariasg dijo...

Ese cuento me pareció confuso, no es que pida que me presenten una descripción desde el principio de narrador, entorno, etc, pero todo tiene un límite. Uno debería releer para deleitarse nuevamente con la riqueza de las obras, no para enterarse de lo básico.
La metáfora de los caballos es fuerte, algo tópica, pero poderosa. Ahora bien, como partimos de la confusión me preguntaba: ¿Caballos en los Alpes? ¿En la mente visionaria de la narradora, del narrador, de quién?
Al final, ni se sabe ni importa.
Tu comentario muy interesante, pero Tabucchi se pasa de sutil... El poema de Szymborska dice mucho más en mucho menos, para mi gusto.

PabloJ dijo...

Creo que el hilo que une las dos partes del relato es el de la narradora protagonista que se siente encerrada en el "círculo" de sus propios pensamientos y recuerdos ( su origen, esa crisis de identidad...) y el repiqueteo de los cascos de los caballos en sus oídos que le golpea incesantemente, haciéndole sentir - como si fuera la onda expansiva de una piedra al entrar en contacto con el agua - que sus pensamientos se ensanchan como "si se pensaran a sí mismo", transformando hasta el horizonte en una réplica de esos pensamientos. ¡Me parece genial!

En cuanto a la estampa de los caballos en los Alpes, Tabucchi escribe que se encontraban a sólo mil metros de altitud. Además te puedo prometer y prometo que una de las estampas que mejor guardo en mi retina del viaje que hice a Suiza hace un par de veranos, es la de una de esas manadas de caballos en la montaña paciendo, cerca de Ginebra.
Por lo que dices sobre el poema de Szymborska, al que quizá le sobren algunos versos ( imprescindible solo el final ), realmente lo que puede pasar es que la Nobel es una excelente discípula de los pequeños detalles y de la minuciosidad más prolija.

benariasg dijo...

Es lo que tiene ser viajado, que se conoce el libro del mundo... Prometo releerlo en cuanto pueda, pero porque tú lo recomiendas, que si no...

Tomás Cuesta dijo...

El señor Tabucchi, que últimamente debe ser la alegría de la huerta (entre sus últimos libros aparecen títulos tan esperanzadores como Tristano muere, Se está haciendo cada vez más tarde, y éste que nos ocupa y en el que se concitan tres palabras cuyo significado casi se solapa arriesgándose por ello a la redundancia) elige como protagonista ausente de uno de los cuentos al gran Bertolt Brecht.
Imagino que algunos compañeros o compañeras considerarán que Brecht huele a naftalina (cito de memoria), y ya sé, ya sé, que apoyó una dictadura comunista. Pero Platón apoyó un Consejo Nocturno y el secuestro organizado de los recién nacidos y sigue cayendo en Selectividad.
Brecht tiene unas preguntas de un obrero alemán que lee.(o ante un libro, según la traducción) que definitivamente no huelen a naftalina, pero ya sabemos que (y no sólo gracias a Tabucchi) estas preguntas son mucho más peligrosas que las que te hacen cuando vas a elegir un MacMenú.
El caso es que yo también tengo, como el obrero, algunas preguntas:
1- ¿Por qué tengo que leer el libro entero y luego otra vez el primer cuento para caer en la cuenta de que los caballos son el eterno retorno? ¿No hubiera sido más sencillo que Tabucchi hubiera puesto un link a Aula31? (Pablo, me he llevado una gran alegría al ver que coincidimos en la interpretación, aunque no sé si tú lo viste a la primera).
2- ¿Por qué no sale en más cuentos la abuela que aparece en el segundo, y que es mi personaje ficticio favorito de todo el libro?
3- ¿La madre de la niña que está en la playa hablando con un señor mayor no ha leído a Nabokov? ¿No lo habéis leído vosotros? ¿Tengo yo demasiada (o como se diga) imaginación?
4- ¿Por qué no riza el rizo en el cuento de Brecht y nos cuenta que el tipo de la Stasi fue el que se cargó a Brecht. simulando un ataque al corazón como en una buena novela de espías?
5- ¿Por qué nos gustan a tantos los mismos dos cuentos: Entre generales y Festival?
6- ¿No le habremos dado demasiadas oportunidades a este libro, habiendo tantos y tan buenos esperando ser abiertos?

Ignacio dijo...

Lamento el retraso en acudir a la invocación de mis contertulios cibernéticos, pero el tiempo, además de envejecer deprisa, a veces se contrae hasta casi asfixiarnos con su minúsculo tamaño.
He conseguido sustraerme a la tentación de leer vuestros iluminadores comentarios de la obra hasta terminarla, para tener una visión virgen (ejem…quedaría mejor prístina, pero me parece una palabra insoportablemente cursi) de los mismos.
Primero expondré mis sensaciones originales. Ya habrá tiempo de entrar en algunas polémicas (que como bien sabéis es lo que más me anima a entrar en esta cibertertulia).
El círculo me pareció una muy rebajadísima Yerma decorada con uno de esos cuadros “kitsch”, como de salón de los Alcántara, de caballos con crines al viento. Mal comienzo.
El de Clof, clop,… , con ese final de la niña en fase terminal, asegurando que conoce lo más bonito del mundo, rebajando así a miserables los dolores y angustias del protagonista, estaría muy bien como redacción escolar, pero hasta Antonio Mercero (sí, el de Verano Azul) trata el tema con más hondura en películas tan planas y previsibles como Planta 4ª. Sobre el tema de niña con cáncer terminal y la utilización moral de su historia, recomiendo a quien no la haya visto la durísima Camino. La cosa no seguía bien.
Para Nubes sólo (sí, con tilde, como toda la vida) algunos adjetivos: inverosímil, ñoño, tedioso y, por una vez de acuerdo con Tomás, peliagudo en esa relación playera entre el adulto y la púber. Se estaba poniendo insoportable.
De Los muertos a la mesa me queda una reflexión casi cómica: ¡vaya un espía de pacotilla, que no se entera de que la mujer lo engaña hasta dos años después de la muerte de esta! De todas formas, el hombre parece encajarlo bien, será por lo malvado que era.
Entre generales es el que más me gusta. Me atrae cómo ha llevado, esta vez de forma no previsible, la historia a la sorpresa final de la amistad entre los antiguos enemigos, que comparten valores por encima de los avatares concretos de la historia. De todas formas no tiene ni por asomo el sabor épico del relato El pudor de la historia de Borges, que en parte trata el mismo asunto. (Lo siento, todavía no he aprendido lo de los links esos).
Yo me enamoré del aire podría haber dado para un poema, o una copla, pero no me parece asunto para un relato.
En Festival está bien la idea de la falsa grabación de los juicios, con lo que los estrictos jueces se sienten amilanados. No deja de ser el relato de una anécdota, de una ingeniosa triquiñuela. Vale.
De Bucarest no ha cambiado… me gusta el personaje del anciano. Quizás vea reflejado en él un posible futuro para mí mismo: cascarrabias, que fuma a escondidas, y que finalmente cambia la realidad que percibe para acomodarla a sus propias ilusiones.
A contratiempo cambia bruscamente a un tono mágico que tiene su chispa, pero no parece casar con el resto de los cuentos, como si el tan referido Arcimboldo hubiera utilizado un elemento cubista entre las realistas verduras que conforman el rostro que dibuja.
Y ya está. Espero los previsibles dardos envenenados de los defensores de Tabucci.

Ignacio dijo...

Lamento el retraso en acudir a la invocación de mis contertulios cibernéticos, pero el tiempo, además de envejecer deprisa, a veces se contrae hasta casi asfixiarnos con su minúsculo tamaño.
He conseguido sustraerme a la tentación de leer vuestros iluminadores comentarios de la obra hasta terminarla, para tener una visión virgen (ejem…quedaría mejor prístina, pero me parece una palabra insoportablemente cursi) de los mismos.
Primero expondré mis sensaciones originales. Ya habrá tiempo de entrar en algunas polémicas (que como bien sabéis es lo que más me anima a entrar en esta cibertertulia).
El círculo me pareció una muy rebajadísima Yerma decorada con uno de esos cuadros “kitsch”, como de salón de los Alcántara, de caballos con crines al viento. Mal comienzo.
El de Clof, clop,… , con ese final de la niña en fase terminal, asegurando que conoce lo más bonito del mundo, rebajando así a miserables los dolores y angustias del protagonista, estaría muy bien como redacción escolar, pero hasta Antonio Mercero (sí, el de Verano Azul) trata el tema con más hondura en películas tan planas y previsibles como Planta 4ª. Sobre el tema de niña con cáncer terminal y la utilización moral de su historia, recomiendo a quien no la haya visto la durísima Camino. La cosa no seguía bien.
Para Nubes sólo (sí, con tilde, como toda la vida) algunos adjetivos: inverosímil, ñoño, tedioso y, por una vez de acuerdo con Tomás, peliagudo en esa relación playera entre el adulto y la púber. Se estaba poniendo insoportable.
De Los muertos a la mesa me queda una reflexión casi cómica: ¡vaya un espía de pacotilla, que no se entera de que la mujer lo engaña hasta dos años después de la muerte de esta! De todas formas, el hombre parece encajarlo bien, será por lo malvado que era.
Entre generales es el que más me gusta. Me atrae cómo ha llevado, esta vez de forma no previsible, la historia a la sorpresa final de la amistad entre los antiguos enemigos, que comparten valores por encima de los avatares concretos de la historia. De todas formas no tiene ni por asomo el sabor épico del relato El pudor de la historia de Borges, que en parte trata el mismo asunto. (Lo siento, todavía no he aprendido lo de los links esos).
Yo me enamoré del aire podría haber dado para un poema, o una copla, pero no me parece asunto para un relato.
En Festival está bien la idea de la falsa grabación de los juicios, con lo que los estrictos jueces se sienten amilanados. No deja de ser el relato de una anécdota, de una ingeniosa triquiñuela. Vale.
De Bucarest no ha cambiado… me gusta el personaje del anciano. Quizás vea reflejado en él un posible futuro para mí mismo: cascarrabias, que fuma a escondidas, y que finalmente cambia la realidad que percibe para acomodarla a sus propias ilusiones.
A contratiempo cambia bruscamente a un tono mágico que tiene su chispa, pero no parece casar con el resto de los cuentos, como si el tan referido Arcimboldo hubiera utilizado un elemento cubista entre las realistas verduras que conforman el rostro que dibuja.
Y ya está. Espero los previsibles dardos envenenados de los defensores de Tabucci.

Pilar González dijo...

A ver, y sólo por dar un poco de juego (ya casi tengo olvidado el librito, al que a este paso superaremos en número de palabras)

1- Las Yermas modernas tienen una cualidad que las hace diferentes: lo son por "decisión propia".
Priorizan otras metas mejor valoradas en la sociedad actual a la maternidad, hasta que se dan cuenta de que quizás la decisión no partió de ellas mismas y entonces sobreviene la angustia del tiempo.
Por cierto, para mí el círculo es el símbolo del ciclo de la vida del cual nuestra heroina se ha apartado, y que la atrapa (puede que sólo de forma onírica) en cuanto sale de su muy urbanita entorno, y no tiene que ver (a mi parecer) con el eterno retorno más que en esa dirección.
2- El agente de la Stasi no es que sea bobo ( o puede que sí, a Forrest Gump también le fue bien en el ejercito), es que es el perfecto soldado a las órdenes del pensamiento único. No se plantea dudas, ni siquiera cuando es evidente que toda su vida fue dedicada a una gran mentira, sigue buscando objetivos a los que seguir, es un robot programado, o es que seguramente ya sea demasiado tarde y doloroso para él
3- Yo sí he leído a Nabokov, y entiendo el comentario como un sarcasmo ¿no?.. no quiero preocuparme sobre con qué tipo de gente me relaciono en los blogs...¿o debería hacerlo?
4- En el de la abuela moribunda, las reflexiones que me ha provocado han tenido más que ver con el "problema" que suponen en nuestra sociedad los viejos, esos que cuando fueron jóvenes tuvieron que cuidar de sus hijos, de sus padres, luchar contra la pobreza económica, y de todo tipo (esto me recuerda lo de Blade Runner: naves ardiendo más allá de Orion...), para acabar atendidos por otros que no son los suyos..., su tiempo de vida se alarga, y los que ya contamos décadas los contemplamos pensando en nuestro propio futuro con escalofrío. Lo de la niña no me pareció lo más relevante.
5- ¿Vamos a retomar la polémica de "la lista de los 3000", o mejor vamos a por el siguiente?

benariasg dijo...

Yo estoy también un poco cansado de Tabucchi, pero me ha gustado comprobar por ejemplo que Ignacio pone el término justo a *Nubes* ("insorportable") y que aparezca el gran Nabokov en liza (por cierto que vais en el mismo sentido...).

Por tanto, completamente de acuerdo en que deberíamos diversificar el rumbo y empezar a buscar lo próximo, mientras continúan otros comentarios a Tabucchi, si hay interés y ganas.

Por ahora tenemos en el apartado de re-lecturas algo de Hesse, Mann o Carpentier (entiendo que las lecturas en diagonal las dejamos para Navidades) y por el lado de algo nuevo yo proponía Las travesuras de la niña mala, de Vargas Llosa, que a lo mejor preferís cambiar por El sueño del celta, en todo caso "algo de Vargas".
Abrimos si os parece nuevo turno de propuestas aquí mismo y a ver si en menos de una semana salimos de librerías a buscar alimento.

Pilar González dijo...

Sí a Vargas Llosa, y sí a Las travesuras de la niña mala, mejor que a El sueño del celta, que por lo que veo, no parece precisamente el colmo del optimismo.

Dosifiquemos los temas deprimentes, por favor!!!

Christine dijo...

Bueno, ya no sé si tengo ganas o no de meterme en batallas por adelantado perdidas. Afotunadamente Cabrera me ha reseteado y ando ya en otros temas. Eso sí, tendré que hacerme un autoanálisis a ver que me pasó con Nubes... Me tranquiliza mi comunión con vosotros con Entre generales y me reeleré el de los caballitos sabiendo que la nueva versión es más de Pablo y Pilar que de Tabucchi (noblesse oblige y valoro el tiempo y la dedicacion vertidas).
Voto por empezar YA Vargas LLosa.

PabloJ dijo...

Bueno, parece que el fin del tiempo tabucchiano toca a rebato, aunque aún no hemos oído al instigador del asunto ( ¡Juan, ¿ónde estáh? ).
Quiero terminar mis intervenciones con un comentario "prescindible" a la manera cortazariana: sólo para adictos de la "rayuela" temporal o para apasionados de la metanarrativa.
Una vez más, me ha salido como un ejercicio académico y se han disparado los bytes, así que lo he colocado al final del anterior en AULA31 ( pero no os preocupéis, no le diré a la Maga que no lo habéis leído, porque os habéis ido con "la chilenita" ).