martes, 18 de febrero de 2014

Está cerca el día de la mujer trabajadora y aprovecho esta fecha, el 8 de marzo, para hablar de una lectura muy recomendable. Se trata del libro de Rosa Montero La ridícula idea de no volver a verte. Con este título tan sugerente la autora nos va dando pinceladas de la interesantísima vida de Marie Curie que le sirve como excusa, y menuda excusa, para hablar de algunas experiencias vitales más personales (como la pérdida de su marido).
La científica rompió con las barreras de su época y logró conseguir dos premios Nobel en su vida. Sus descubrimientos (el polonio y el radio) hicieron que muriera relativamente joven. Os dejo algunas citas extraídas del libro llenas de verdad e ironía (recordad que la ironía es una tristeza que no sabe llorar y sonríe) :

"La culpabilidad es una emoción tradicionalmente femenina. Sobre todo en épocas pasadas, aunque hoy todavía queden algunos jirones que nos manchan, velos pegajosos como telas de araña. Es una *Culpabilidad socialmente inducida por atreverte a seguir tus deseos, por descuidar tus obligaciones de mujer. *Culpabilidad por ser mala hija, mala hermana, mala esposa, mala madre."

"En cuanto a mí , estoy muy contenta, pues a menudo oculto riéndome mi absoluta falta de alegría. Es algo que aprendí a hacer cuando me di cuenta de que las criaturas que lo viven todo tan intensamente como yo (aquí habla Marie Curie) y no son capaces de cambiar esta característica de su naturaleza, tienen que disimularla lo mejor posible."


3 comentarios:

Christine Félix dijo...

Precisamente esta mañana comentaba con Ana M. y José Antonio la valentía y la determinación que esta mujer deja entrever en su diario. Me ha llamado mucho la atención esa primera parte en la que trata de reproducir por escrito, y muy bien por cierto, los días felices anteriores a la pérdida del marido, creo que temía dos cosas: olvidarlo y recordar el dolor en vez de los momentos amables que tuvo la suerte de compartir con él. Este fragmento, refiriéndose a Pierre, me ha gustado mucho:
"Te dije que la gente con la que habíamos hablado no entendía nuestra idea, que no veían en la enseñanza de las ciencias naturales más que una exposición de hechos cotidianos, que no entendían que para nosotros se trataba de transmitir a los niños un gran amor por la naturaleza, por la vida, y al mismo tiempo la curiosidad por conocerla. Opinabas como yo, y sentíamos que entre nosotros había una comprensión rara y admirable."

Beatriz C. dijo...

Bello fragmento.

Christine dijo...

Bueno, no puedo decir que el estilo masticado de Rosa me agrade, el tema sí. A su favor que estoy buscando por aquí y por allá más información de Madame Curie (Marí-Purí para los amigos dado el tono de este ensayo); pero de Rosa Montero prefiero quedarme con un pequeño artículo que tuvo el detalle de pasarme Ignacio P. titulado "Una vida" y publicado en el País. Aún lo conservo.