martes, 10 de enero de 2012

Atenas, años 80

Decidí comprar un libro de mitología para Tap. Lo llevé hasta la caja. Una vez allí, la mujer me señaló a un hombre que había al otro lado de la sala. Le entregué el libro y le acompañé hasta su minúscula mesa de trabajo. Tras sacar un grueso formulario, rellenó un recibo de venta y me lo entregó, sin el libro. Regresé de nuevo a la cajera con mi recibo. Me cobró, estampó el recibo con un sello y me lo devolvió con el cambio. Guardé el recibo en el bolsillo y me encaminé de nuevo hacia la mesita. El hombre había envuelto el libro y en ese momento cerraba el paquete con cinta adhesiva. Me pidió el recibo. Lo saqué del bolsillo y se lo entregué. Me dio una copia en papel carbón. Me la metí en el bolsillo y salí de la tienda con mi libro perfectamente envuelto.

Don DeLillo: Los Nombres (1982)


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