Tal vez uno de los más perturbadores cuentos infantiles sea La Reina de las Nieves, de Hans Christian Andersen. Escenas como la del espejo diabólico roto en mil pedazos, una de cuyas esquirlas hiela el corazón de Kay, o el rompecabezas de hielo con el que el mismo Kay tiene que formar la palabra ETERNIDAD si quiere escapar del Palacio de Nieve, removían en nuestra sensibilidad infantil sedimentos emocionales de los que aún desconocíamos el nombre.
En estas vacaciones domina en el imaginario colectivo una estética invernal nórdica, evidentemente anglosajona: figuras de nieve, abetos, trineos, ciervos... Nuestra experiencia meridional y mediterránea queda lejos de todo eso, pero pese al colonialismo cultural obvio, las navidades son blancas.
2 comentarios:
Espero que esa foto no sea del jardín de vuestra casa... Borges, Leffe... Mmmm.
Puntualicemos: Borges, Leffe y 40 centímetros de nieve...
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