miércoles, 23 de noviembre de 2011

La hija de Robert Poste, de Stella Gibbons


Ganadora del Prix Femina-Vie Hereuse en 1933, y mítico long-seller, La hija de Robert Poste está considerada la novela cómica más perfecta de la literatura inglesa del XX. Brutalmente divertida, dotada de un ingenio irreverente, narra la historia de Flora Poste, una joven que, tras haber recibido una educación «cara, deportiva y larga», se queda huérfana y acaba siendo acogida por sus parientes, los rústicos y asilvestrados Starkadder, en la bucólica granja de Cold Comfort Farm, en plena Inglaterra profunda. Una vez allí, Flora tendrá ocasión de intimar con toda una galería de extraños y taciturnos personajes: Amos, llamado por Dios; Seth, dominado por el despertar de su prominente sexualidad; Meriam, la chica que se queda preñada cada año «cuando florece la parravirgen»; o la tía Ada Doom, la solitaria matriarca, ya entrada en años, que en una ocasión «vio algo sucio en la leñera». Flora, entonces, decide poner orden en la vida de Cold Comfort Farm, y allí empezará su desgracia. [ El Placer de la Lectura ]

5 comentarios:

benariasg dijo...

Nos damos de margen estos días hasta el fin de semana para empezarla y vamos comentando a partir de la semana que viene, ¿os parece? ¿os parece? ¿os parece? ¿os parece? ;)

Guillermo M. dijo...

No hemos empezado a comentar el texto que se desarrolla en un ¿bucólico? paraje rural y ya las ondinas propagan sus cantarines ecos ¡Cuidadín! Ya padecemos bastante insomnio de forma natural como para emular a sir Lawrence.

E. Olmedo dijo...

¡Qué malos sois!

"Cuando alguien desea algo debe saber que corre riesgos y por eso la vida vale la pena". Paulo Coelho

Guillermo M. dijo...

Un poco de contenido para entrar en calor:

Desde los infraestratos entretejidos y petrificados de su subconsciente, los pensamientos del viejo Adam Lambsbreath emergieron en lenta filtración hacia la confusa consciencia del vaquerizo; no como una parte integral y plena de su ser consciente, sino más bien como una emanación impalpable o una aportación crepuscular de la esfera vital, siempre en vigilia, de los inquietos árboles y los campos que lo circundaban.

benariasg dijo...

Cómo se ríe de D. H. Lawrence... El escritor ese de provincias es una calamidad espumajeante.

Hago constar que estoy viendo la peli, el libro se me ha congelado en las manos, y la peli cuenta con el aval de Kate Beckinsale, que no es poco. Mañana la dejaré en la carpeta "Macbeth", que propongo desde ahora mismo dé nombre al trapicheo y el traspaso de parte a parte.