miércoles, 1 de diciembre de 2010

El canon de Vicenç Pagès Jordà

Finalmente se ha traducido al castellano esta obra editada en 2006, en catalán. En ella argumenta Vicenç Pagès la necesidad de volver a los clásicos juveniles por ser las obras más indicadas para la iniciación a la lectura de los jóvenes de hoy, tal y como lo fueron para los jóvenes de ayer. No parece esto muy correcto en una época  como la nuestra, con tantos autores especializados en novelillas con trama "rabiosamente" actual y formativas "en valores"; pero la polémica lleva tiempo servida (entre otros por Harold Bloom), y se podría condensar en esta pregunta: ¿Sierra i Fabra o Robinson Crusoe?

En la web de Pagés encontramos entre otros materiales una justificación de su libro, y en este blog aparece la lista de las 28 novelas a las que propone "volver", ordenadas en una secuencia aproximada por edades de conveniencia, que va de los 11-12 años hasta los 16-17:

Rudyard Kipling: El libro de la selva
E.T.A. Hoffmann: Cascanueces y el rey de los ratones
Frances Hodgson Burnett: El jardín secreto
Jack London: La llamada de la selva
Mark Twain: Las aventuras de Tom Sawyer
Lucy Maud Montgomery: Ana de las Tejas Verdes
Alexandr Pushkin: La hija del capitán
Margaret Oliphant: La puerta abierta
H. G. Wells: La máquina del tiempo
Nikolai Gogol: Taras Bulba
Henry R. Haggard: Las minas del rey Salomón
Arthur Conan Doyle: El sabueso de los Baskerville
Zane Grey: La herencia del desierto
R.L. Stevenson: La isla del tesoro
Anthony Hope: El prisionero de Zenda
J. M. Barrie: Peter Pan
Jules Verne: La vuelta al mundo en 80 días
Howard Pyle: Historia del rey Arturo y sus caballeros
Jules Verne: Viaje al centro de la tierra
Charlotte Brontë: Jane Eyre
Stephen Crane: La roja insignia del valor
Mark Twain: Las aventuras de Huckleberry Finn
Bram Stoker: Drácula
Jane Austen: La abadía de Northanger
Alexandre Dumas: Los tres mosqueteros
Ivan S. Turguenev: Primer amor
Daniel Defoe: Robinson Crusoe
Herman Melville: Moby Dick

6 comentarios:

Tomás Cuesta dijo...

"Ya tendrán tiempo para leer a Proust y a Faulkner, a Borges y
a Coover, a Gombrowicz y a McEwan, a Céline y a Bernhard, a Musil y a
Houellebecq..." (Pagès Jordà dixit). Bien, bien, volvemos a las listas, y por partida doble.
Por cierto, esto va de lo mismo: Para que dejen de leer

Es obvio que el redactor de esta entrada oculta la maligna intención de que nos pongamos aquí a hacer listas y contralistas. Seguramente todas serán buenas, yo sólo echo en falta alguna distopía en la lista, siempre tan agradecidas para la mente adolescente.

benariasg dijo...

Me has pillado en lo de las listas. Yo también echo en falta Los viajes de Gulliver, por ejemplo.

La carta del profe a El País se pasa de populista, creo yo.

Pilar González dijo...

Sin entrar en la formulación de listas, ni en lo que se supone académicamente deseable (no soy quien para hacerlo), entiendo que si queremos que nuestros jovenzuelos se enganchen a la lectura hay que buscar un compromiso entre calidad y demanda.

El paso de las generaciones nunca es en vano, y lo cierto es que un intocable como Julio Verne resulta bastante aburrido para un niño de hoy.

A partir de Harry Potter y El Señor de los Anillos, la aventurá pasó a otro territorio, muy prolífico por cierto, aunque si hablamos de calidad, la cosa sea irregular, como ocurre con la literatura para adultos.

Stevenson, en cambio vuelve a tener interés gracias al capitán Sparrow, y no sé si me explico bien, pero creo que deberíamos aprovechar estas felices correlaciones para hacer palanca y arrimar el ascua a nuestra sardina.

Vivimos el tiempo que nos toca y hay que ser un poquito más prácticos si queremos vender la moto.

benariasg dijo...

Me gustaría ahondar un poco más en todo esto. Quiero distinguir lecturas que se hacen por gusto y lecturas que si no se hacen en el instituto quizás no se hacen nunca. Los alumnos quieren, lógicamente, que sus lecturas por placer además les ayuden a subir nota; pero ahí estamos nosotros para hacer el deslinde, es nuestra obligación poner las fronteras y tenerlas claras. Yo creo que por ejemplo el alumnado de Bachillerato puede y debe (si es posible) empezar a leer a Jane Austen (en un poner), porque el Juan Salvador Gaviota, el Caballero de la armadura oxidada o los cuentos de Bucay los leerán por sí mismos (o no) sin necesidad de premio. Quien dice Austen dice Dickens, Shakespeare, Delibes o Salinger. Yo leí libros en el instituto que siempre recordaré, unos me gustaron y otros no, pero me alegro de haberlos leídos todos. Algunos los barajamos ahora en este foro para nuestras relecturas, así que no sería tan malo que nos obligaran en su momento...

Tomás Cuesta dijo...

Como alguien vuelva a citar un libro de Richard Bach me borro del grupo. Buen puente (¿aereo?).

Pilar González dijo...

Pues te doy la razón, Benito, pero sigo en mis trece ¿contradicción? En absoluto, yo diría complementariedad.

Mi perspectiva es la de madre, no la de docente. Entiendo y comparto lo que dices desde la tuya, pero en cualquier caso, hay maduraciones diferentes en niños de la misma edad.

Conozco a mucha gente inteligente y formada (no voy a señalar) que confiesa no haber vuelto a leer un libro desde la secundaria.

Pienso que habría que dar un abanico de opciones, dentro de unos mínimos de calidad, al menos en etapas anteriores al bachillerato, o de lo contrario se puede perder la posibilidad de enganchar a futuros lectores.

Es el eterno dilema: ¿que es mejor, que la gente lea masivamente Coelho o que no lea en absoluto? (Un poner, es que a mí Coelho es el que más me irrita las meninges)

Vosotros me diréis...